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LA EVALUACIÓN DOCENTE

PROF. HAROLDO QUINTEROS. DIARIO 21. OPINION JUEVES 13 DE MAYO DE 2010.

 

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Para cualquiera persona objetiva, sea chilena o extranjera, lo primero que llama la atención en la institucionalización de la evaluación de nuestros profesores es que ellos constituyen el único sector profesional que es evaluado sistemáticamente en Chile por el Estado. Ningún país serio en el mundo llevaría a cabo con tanto escarnio público un acto tan discriminatorio como éste. Por los mismos años en que el ex - presidente Lagos ponía a los habitantes de Chile en estado de éxtasis con la promesa que este año 2010 seríamos “un país desarrollado,” se le ocurrió ordenar la evaluación de los profesores con el fin de “elevar la calidad de la Educación.” Lagos y su ministro de Educación Bitar, al igual que todos los chilenos que conocemos bien el mundo desarrollado, sabían que allí la evaluación profesional institucionalizada no se constriñe sólo a los pedagogos, sino abarca todas las profesiones, en las más diversas formas. Los médicos, por ejemplo, son siempre evaluados. Aquí, en cambio, donde abundan las llamadas “negligencias médicas” (que cada vez denotan más y más falta de preparación técnica), eso no sucede. ¡Y qué me dicen de ingenieros y arquitectos, por sobre todo cuando nos sobrevienen terremotos! ¿Por qué no se los evalúa, como se hace con los profesores? ¿Por qué no se los castiga ni se les quita su título si lo hacen mal, como ocurre con los maestros? No sólo eso, en cada país desarrollado del mundo, por sobre todo en Europa, los estados tienen instancias de evaluación de cada producto que sale al mercado; por lo tanto, no es posible, por ejemplo, que se venda por años un yogurt que no es tal, leche pasteurizada hasta cinco veces por no haberse vendido en su oportunidad, o productos que  no registran debidamente sus constituyentes en las etiquetas. ¡Y vaya cómo se castigan esos fraudes! En Chile, en cambio, los azotes son sólo para los profesores. La prueba “Inicia,” según la cual dos tercios de los profesores de Matemática jóvenes no satisfarían expectativas internacionales, es sólo una muestra menor del fenómeno discriminatorio, porque simultáneamente debió administrarse también una prueba semejante a jóvenes médicos, ingenieros o arquitectos. Lo que ocurre es que la educación superior chilena, indiscutiblemente, ya no es lo que fue en el pasado. Eso, por supuesto, no sólo tiene expresión en la calidad de los egresados de Pedagogía, sino en todas las demás profesiones, sin excepción. Las causas de los pésimos resultados educacionales, según nuestros gobernantes no residen, entonces, en el sistema de desigualdades e injusticias sociales existente, ni en la crisis moral y familiar que abruma a miles de hogares chilenos, como tampoco en el bajón impresionante en la calidad de la educación superior cuando ésta se transformó en mercancía. La culpa la tienen sólo los profesores. Cuando se pregunta a nuestros “expertos” de gobierno, por qué sólo se evalúa a los maestros, la respuesta es realmente pasmosa: “ah, pero si lo más importante de un país es la Educación…” Bien, si es tan importante la Educación, ¿por qué son los profesores los profesionales universitarios peor pagados del país? ¿Por qué se les burla en sus derechos, como con el bono SAE, que les corresponde  por mandato legal, y que todavía se les adeuda? ¿Por qué no se invierte más en Educación, especialmente en la Educación estatal, puesto que es el Estado a quien se le ocurrió la idea de evaluar a los maestros?

Ya no hay duda. Las cosas no cambiarán con Piñera. Nos hemos acostumbrado a su ignorancia e infelices incursiones en materia cultural (como Crusoe el juanfernandino o el difunto Nicanor Parra), pero su última salida puede ser la peor de todas hasta la fecha. Según él, los resultados de la prueba Inicia indican que nuestros profesores “no educan bien a nuestros niños.” De partida, señor Presidente, educar es mucho más que enseñar Matemática. Educar es un  proceso holístico a través del cual se produce la transformación del ser humano en su dimensión plena. Además, señor Piñera, es inconcebible descontextualizar los resultados en materia educacional de lo que ocurre en el medio social, de la calidad de la formación inicial, de las condiciones materiales de las escuelas, y de los propios educadores, mirados corporativamente. Este es un principio mínimo, básico, el ABC de la Filosofía y la Sociología Educacional. La situación no mejorará. Como en los anteriores gobiernos de la Concertación, se insiste en no introducir cambios en la actual condición orgánica y presupuestaria en que se debate la educación chilena, como asimismo en ignorar la participación del Magisterio y de los expertos de verdad llegado el momento de tratar el problema educacional.

Eso fue lo que ha ocurrido desde  la dictadura hasta nuestros días. Así no se llegará a ninguna parte, y los resultados educacionales seguirán siendo malos, con o sin la hipocresía y chivo expiatorio que llaman “evaluación docente.”

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